Por ahí surgió la idea de correr en
Tacuarembó, y lo que empezó como manijazo de Ricardo y Marcos, de repente se
convirtió en muchas intensiones que no se concretaron, pero si en 4 varones del
trote que fuimos a pisar la tierra de Gardel.
La noche previa a la carrera
preocupó por demás a Ricardo que no tenía en su poder el carné de salud, y tuvo
que hacer una parada previa a la partida, en la refinería, cruzándose con gente
que no entendía que carajo hacía a esa hora en la planta un domingo. Es difícil
ponerse a explicar pero se llama “pasión” o “locura”.
A todo esto yo ya estaba parado en
la puerta de casa con Gabriel esperando al conductor de la travesía,
preocupado un poco por la hora y la inscripción a la cual llegamos sobre el
cierre.
Tras levantar a Marcos, solo quedaba
la oscuridad y los kilómetros de viaje. Habremos rebasado a 10 autos máximo, y
un ciclista kamikaze sin la mínima precaución que fue el mayor susto, en todo
el trayecto de 380km, prácticamente una ruta para nosotros. Una parada corta
para despabilar y aflojar tensiones naturales y proseguir el rumbo.
Una de las cosas que comprobamos es
que el tiempo en Durazno transcurre más lento, la roja de los semáforos son
como 3 veces las de Montevideo. Si estás por parir, no pases por ahí porque de
seguro, el niño no puede esperar tanto para salir.
Al fin llegamos, con la certeza de
Ricardo “La carrera sale del Goyenola”, por lo que nos pusimos a hacer las averiguaciones
correspondientes con la gente de la Patria Gaucha.
-“Donde está la bandera Uruguaya, la
grande, doblás a la izquierda…”
- Muchas gracias…
- “La de Uruguay…” decía.
Avanzamos un tanto y llegamos a una
rotonda con una bandera gigante de Artigas, y nos pusimos a reír… - jajaja,
canarios brutos, la de Uruguay dijo, jajaja.
Doblamos a la izquierda y seguimos
preguntando… a la izquierda, a la derecha, giro en U y tantas cosas más para
dar con un estadio que no entendía que buscábamos.
-Allá hay gente, es ahí, vamoooo.
Y era una feria que no sabía nada de
atletismo… solo de Carne con muchos puestos por doquier.
Por ahí nos avivamos, consultamos
la web de Kronos y la partida era desde la Intendencia, por lo
que a todo esto ya estabamos a 20 minutos de la largada, y había que ubicar el
lugar, debiendo nuevamente buscar ayuda en la gente local.
Otra vez adelante unas cuadras, y a
la izquierda… y por allí, como unos ineptos, nos sentimos completamente
desubicados al dar con la bandera gigante de Uruguay que nos dijo el primero y
de quien nosotros injustamente nos burlamos. Si seremos giles.
Al final llegamos 15 minutos antes,
nos inscribimos y largamos sin calentar, gran error, pero es lo que nos
quedaba.
La carrera en si con muchos repechos
y uno laaargo entre los kms 13 y 15 que coincidió con viento en contra que a mi
me liquidó.
Una vez cumplido el desafío… a
comer, ¿donde?, por ahí paramos en una especie de bar adornado con motivos de
campaña y fotos de Gardel por todos lados, donde las milangas salían con 2 cm de ancho y unos 30cm de
diámetro … jajaja, un disparate imposible de terminar.
La vuelta se hacía inminente y
partimos en retirada entre anécdotas de todo tipo y color, es que el viaje se
prestaba para la charleta y el humor.
A nuestras casas arribamos entre las
20 y las 20:30hs. Ya de noche y con frío nuevamente.
Valió la pena el esfuerzo, y la
compañía hizo que el cansancio y desgaste del viaje casi ni se sintiera. Un
abrazo enorme a los Trotancapeanos y nos vemos en la próxima.
Salute,
Pablo.