domingo, 26 de febrero de 2012

04/02/2012 - Doble San Antonio / Piriápolis.


Nunca voy a entender por qué el 169 nunca pasa cuando estoy apurado, pero bue… Arranque mi calentamiento desde casa hasta la oficina central, a paso de keniata perseguido por un león para llegar en hora; 7 minutos después y con 4 litros menos llegue… y hasta temprano. Pasado unos minutos se juntó la manada trotancapeana en el trotamovil y arrancamos viaje rumbo a Piria´s City.

Llegamos con muchas ganas de correr, y comenzamos a acondicionarnos como profesionales, con las cremitas olorosas, benditas fashions, numerito en pecho y demás… Todos con los nervios característicos previos a cada carrera, algunos no lo parecían… otros si… el pobre bañito del bus sufrió por este motivo, hasta que lo clausuraron por la presencia del Cacoavo pasajero.

Arrancamos calentamiento con el profe, mirando de reojo al cerro San Antonio y escuchando comentarios como: “va a estar salado”, “va a estar buenaso”, “quien c… en el baño del bus?”… entre otros…

Arrimándonos a la largada se sentía la energía de la gente y las buenas vibras, se veían caras de concentración, de alegría, de “que hago aca?”, de todo… Cuenta regresiva y comenzamos la doble San Antonio, paisaje precioso, gente alentando, buenos compañeros, buena vibra… que más se puede pedir.

En la carrera todo bien hasta que apareció la bendita “subidita” previa al cerro, con una pendiente de 74° me liquidó, pero igual me seguí arrastrando hasta la cima del cerro por el honor trotancapeano…


Excelente sensación sentí cuando vi que la gente se ofrecía a ayudar a las personas en sillas de ruedas a subir, era una impresionante muestra de solidaridad e hizo que se me erizara la piel. Ahí me di cuenta que no importa que tan cansados estemos, siempre sobra un poquito de fuerza para ayudar al que necesite.

Muy bueno el ascenso al cerro, con bajaditas incluidas para recuperar el aliento. Luego de los tragos de agua en la cima toco la bajada, había gente que perecía ir en moto por la velocidad que agarraban mientras que otros con más experiencia bajaban a pasos más cortos. La carrera se fue dando normal, con algún que otro accidentado, pero nada de gravedad.

Es interesante como la inyección de adrenalina producida por ver la meta a pocos metros nos hace entregar más, aunque sepamos que no queda más combustible por quemar en nuestros cuerpos. Medallita en pecho fui a buscar a mi novia, para quienes no la conocen se llama Gigi; y la acompañe hasta la meta.

Una vez reunidos, la manada trotancapeana decidió tomar un merecido baño nocturno en la playita, estaba totalmente excelente el agua, y hasta guerrita salió. Cansados pero refrescados subimos al bus a cambiarnos, comer, dormitar un poco y algunos charlar.

En complot con nuestro entrenador y asociado con el Cacoavo pasajero, el chofer “arreador” ideó una forma de entrenar al grupo trotancapeano, qué mejor idea que empujar un bus por Avenida Italia en altas horas de la madrugada!! Nada mejor y nada más efectivo que eso… Digo esto porque, si digo que el bus que transporta gente de ANCAP (donde se producen los combustibles) se quedó sin combustible no me van a creer…

Entre risas, besos y abrazos terminó esta jornada excelente, de integración para los nuevos TROTA y muy enriquecedora en lo personal.

Con esta crónica me despido del grupo, que tiene personas excelentes y con buenos sentimientos. Nunca cambien, y si cambian que sea para bien. Un abrazo para todos!

Ro