Alguna ausencia se veía venir, y otras se sucedieron por motivos personales. Obviamente el nuevo rumbo que tomó la vida del instructor de uso de matafuegos (pues así conocí al bombero Ibarra) lo mantuvo fuera, es que muchos sabrán que el ser padre requiere arduo trabajo y sacrificio, solo compensado por la felicidad de verla y saber que está bien, creciendo fuerte, y cuidada como se merece. Felicitaciones Carlos!
Como buenos Uruguayos, convocamos a las 20 hrs, y al dar las campanadas, solo José, el anfitrión, se encontraba presente, a partir de ahí fuimos cayendo de a uno, los componentes atléticos del equipo; el primero en arribar fui yo, que por distraído, me terminé bajando del 124 en la parada de Oficinas Centrales de Ancap, y tuve que caminar como 7 cuadras hasta el local. Luego lo hizo Ariel, quién a posteriori sería víctima de su hija de nueve años, Sofía, que lo dejaría siempre en offside con anécdotas como cuando pidió arroz con leche en Perú, o cuando casi se agarra a las piñas yendo al dentista, eso sí, tiene a quien salir la niña, es que el padre tiene un cuento para cada situación que se suscita. El siguiente fue Marcelo, el dueño de la pala, que dicho así a la ligera no suena muy bien, pero fue él quien trajo la leña, la masa y la pala, y demostró su capacidad para mandarse unas pizzas a la parrilla, que lo convierten automáticamente en el pizzero oficial de Trotancap. Luego fueron llegando Jean en su moto, Sorrentino Ricardo, y Henry con información de la reunión de capitanes del día anterior y un dedo pasado por costura. Además, todos a la espera de quienes nunca llegarían pero se esperaba confirmación.
Sin embargo está no sería una reunión más, puesto que se invitó a la directiva de la Agrupación de Atletas a compartir con nosotros está instancia, como lo vienen haciendo hace rato con todos los equipos miembros, para informar acerca del presente, pasado y futuro de la institución, de la cual todos nos sentimos parte, y dueño de algún modo, ya que todos hacemos posible la alegría con la que se viven las competencias, y la amistad generada a partir de este deporte.
Se presentaron frente al portón de entrada, Leyton (vice- presidente AAU), Ramos Verde (presidente AAU), y “el molécula” (directivo AAU), con una PC portátil, soportes varios y una pantalla que sería descartada por la pared blanca del salón. Y así como llegaron se dispusieron a armar el auditorio. Eso sí, no contaban con que las pizzas estaban en pleno proceso, y varios estómagos chiflando, como presintiendo el deleite que se venía. Esto nos obligó a sacar sillas para afuera, bajo un techo de chapa, con temperatura agradable, pero con la lluvia a pleno cayendo sobre el patio interno.
Un rato más tarde, la nueva incorporación del equipo se hizo presente. Tras haber participado del entrenamiento del día miércoles, el segundo presidente marcaba tarjeta en la reunión. Resulta gracioso ver como la gente reacciona con una figura pública y reconocida, como lo es Raúl Sendic, es que me tocó ver de afuera como se ejercitaban, y como todo el que pasaba miraba, como típico Uruguayo, golpeaba con el codo al acompañante, y por lo bajo decía: “-Mirá, mirá”, ó “-¿Viste quién es?”.
Las pizzas salieron y con ellas, el compromiso de Edgardo, de mencionar al pizzero en las llagadas a la meta, dado el reclamo de Marcelo por la falta de reconocimiento, que únicamente le era concedido a José, por haberlos acalambrado con visitas a la sede, al momento de la inscripción en el campeonato.
Antes de proseguir con el relato quisiera dar un consejo a todos los equipos que aún no pasaron por la etapa de diálogo con la AAU, y de la cual destaco lo importante que es para todo el equipo esta instancia, ya que permite a todos los integrantes, conocer detalles que en las reuniones de capitanes se informan, pero que son difíciles de trasmitir en su totalidad. El agradecimiento a ellos que tienen una gran disposición, y de primera, aceptaron la invitación. Eso sí, cuando les toque, compren algo fuerte, porque la cerveza ni la ven!!!.
23:30 comenzó formalmente la reunión, y los temas se pusieron sobre la mesa. Tras culminar, el saludo pertinente, y a limpiar, eso sí, ¡los que se quedaron!, puesto que Raúl, ya de salida, nos ofreció arrimarnos hasta el Prado, y lo hizo gentilmente hasta nuestras respectivas casas a Henry y a mí, siendo esto, el disparador de comentarios de toda clase, por parte de mis familiares y amigos, que iban desde “-mirá vos con quien te juntas ahora”, ó hasta “-Que alcahuete resultaste”.
En fin, una jornada por demás agradable y sumamente provechosa.
P.D.: Lo de la cerveza es broma… ¿o no?