El rojo y amarillo de un barrio fue anfitrión de la 4ta etapa del campeonato, y de estos atletas ya adaptados a la realidad de correr todos los fines de semana.
Daniel pasó a buscarnos en la mañana a Henry, Stephanie, Lety y a mi, y luego de dar unas vueltas, por cortes de calles, callejones sin salida (donde más de uno nos siguió, y nosotros lo disfrutábamos pensando que no éramos los únicos despistados), y trepadas por canteros (probando los amortiguadores del vehículo nuevo), el hombre catarata nos entregó sanos y salvos al resto del equipo que aguardaba y los que iban llegando de a poquito.
Quizás alguno andaría entrenando por la rambla de Tel Aviv, o esquivando misiles en la Franja de Gaza, evitando pensar que por Varela se vivía una fiesta, que Luis estaba calculando la piedrita, y que Daniel hacía su regreso al ruedo junto a Silvana y Gerardo, aunque sabiendo que uno está lejos pero también está ahí, como te cuenta el tipo de la radio diría Tabaré (Cardozo).
Se venía la carrera, sale foto, falta uno, seguro es, …, no puede ser, Henry gritaron todos, quien en ese momento usufructuaba el portátil desde hacía ya unos minutos, es que todos sabemos lo que pasa en los viajes al interior, entonces recurrimos a la “maestra” de Olimpia que estaba en la vuelta y le golpeó la puerta para apurarlo, eso sí, le erró al toc toc, y quien salío era otro corredor, el nuestro aún seguía dentro, hasta llegamos a temer por su vida. Finalmente salió, corriendo para disimular, aunque el aplauso general del equipo y de todos los demás de los alrededores, hicieron no pasar desapercibido el momento jocoso vivido.
Detalle importante, que hizo al destaque de la fecha, fueron las lookeadas trotancapeanas con su gomita para el cabello azul y amarilla, una iniciativa de Stephanie, que seguramente permanecera como ornamenta oficial.
Se venía la largada, mucho mucho calor, una “Flecha” en punta y en el fondo un señor al que le recomendaron que se ponga una prili para evitar daños corporales por el rozamiento de la camiseta, no digo el nombre, pero todos lo sabemos ,jaja, y me estoy riendo mientras escribo! (Disculpá charly)
El toque de distinción lo marcó el propio barrio, que sin lugar a dudas merece nuestras felicitaciones y agradecimiento, destacándose la cantidad de gente que asomo desde su casa una manguera para atenuar el calor insoportable con el que se llevó a cabo la etapa.
En definitiva una carrera muy disfrutable y el orgullo de pertenecer a este conjunto de amigos que somos los Trotancap.
Un abrazo grande
Pablo.